Los perros sí pueden sufrir depresiones pero no por las mismas causas que los humanos, un animal decaído, triste, que no come o que busca esconderse la mayoría de las veces es por una enfermedad que modifica su comportamiento; como nuestros animales de compañía por ahora no hablan nuestro idioma debemos saber identificar los signos que nos harán diferenciar si el cambio de comportamiento es por una enfermedad orgánica o por una situación de estrés que hace que se modifiquen sus pautas de conducta.
Hoy nos centraremos en los cambios de comportamiento no asociados a enfermedades orgánicas.
Por lo general, la depresión en los perros es el resultado de una situación traumática en su entorno. Los cambios repentinos son los que contribuyen en mayor medida a esta situación, por ejemplo la llegada de otro perro o un bebé al hogar, una mudanza, un cambio en la rutina de su amo, la pérdida de un animal de compañía o de un integrante del hogar, la vivencia de una situación estresante como el enfrentamiento con otro perro, o incluso los cambios en el clima como la llegada del invierno? Sin embargo, la depresión también puede estar relacionada con las decisiones de los amos respecto a la vida sus mascotas, como por ejemplo no fomentar la socialización con otros canes, no incentivar el ejercicio o sobreprotegerlos.
Al igual que los humanos, los perros suelen dar indicios de la depresión. Sin embargo, los síntomas no siempre son fáciles de identificar y pueden confundirse con cansancio o aburrimiento, restándole la atención necesaria a un problema que es más grave y profundo.
Entre las conductas que permiten identificar el problema se pueden mencionar:
-Falta de interacción con otros perros e inactividad:
El animal deja de mostrar interés en jugar con otros perros y en casa suelen estar mas tiempo tumbados e inactivos.
-Cambios en el apetito: El perro deprimido suele exteriorizar el problema cambiando los hábitos alimentarios. Desde
dejar de comer hasta hacerlo excesivamente, aumentando de peso repentinamente.
-Modificaciones en el hábito del sueño: Por lo general, los canes en esta situación duermen más. Sin embargo, también están aquellos que se muestran más nerviosos e inquietos, lo que les impide conciliar el sueño.
-Comportamientos extraños: En estos casos los perros también pueden presentar conductas fuera de lo normal como gemir y llorar frecuentemente, estar nerviosos e ir de un lado a otro, apegarse excesivamente al amo o esconderse durante largas horas. En los casos más graves, pueden demostrar comportamientos obsesivos como perseguirse la cola o lamerse obsesivamente alguna extremidad.
¿Cómo tratamos estos problemas?
La base del tratamiento de la mayoría de los problemas de comportamiento asociados a estrés es: volver a la rutina y ejercicio físico.
El perro es un animal al que tener una rutina le dará tranquilidad, saber que el propietario volverá a unas horas determinadas, que saldrá a pasear a otras horas, que tendrá un compañero cuando llegue a casa, le dan la tranquilidad que necesita.
Dentro de esta rutina son muy importantes los paseos y el ejercicio físico. Dependiendo de la raza y de la edad, un buen paseo de media hora por día o darle juguetes interactivos para que se entretenga, suelen liberar al perro de la ansiedad que guarda de todo el día, no debe premiarse con desmesura al perro para estimularlo porque el perro asociará esos premios a que el comportamiento anormal es premiado y continuará haciéndolo.
Y sobre todo consultar con nuestro veterinario para asegurarnos de que ese cambio de comportamiento no es debido a una enfermedad antes de que sea demasiado tarde.